Has elegido al asesor adecuado, has superado tus problemas iniciales y ahora estás enamorado de tu terapeuta. Si te ha ocurrido esto, no eres el único. Muchas personas se enamoran de su psiquiatra o psicólogo durante el tratamiento.
Un buen terapeuta te ofrece un refugio seguro donde puedes revelar tus secretos más profundos y te acepta pase lo que pase. Es lógico que esta seguridad y aceptación puedan resultarte atractivas, sobre todo si no las obtienes de otras personas de tu vida.
Desarrollar sentimientos románticos durante algo tan íntimo como la terapia no es nada inusual. De hecho, es tan común que existe un término psicoanalítico para ello: transferencia. Se trata de un proceso psicológico en el que proyectas en tu terapeuta sentimientos, pensamientos o deseos que originalmente estaban dirigidos a alguien de tu pasado. Esto puede incluir tanto emociones positivas como negativas.
¿Qué es la transferencia?
La transferencia es un término que se utiliza a menudo para describir los sentimientos de amor hacia tu terapeuta. Pero la definición del término es mucho más amplia que eso. Según a quién preguntes, «transferencia» puede significar cualquiera de las tres cosas siguientes:
1 Relación de tratamiento
De mutuo acuerdo, los terapeutas pueden referirse a la transferencia como una afirmación general sobre la solidez de la relación terapéutica. Según esta definición, una transferencia «buena» o «positiva» significa que el terapeuta y el cliente se llevan razonablemente bien. Una transferencia «negativa» significa que hay un conflicto o bloqueo que impide una buena relación de trabajo. No es infrecuente que un supervisor pregunte a un aprendiz: «¿Cómo va la transferencia?» y el aprendiz responda «bien» sin dar muchas explicaciones.
2 psicoanalítico
El uso clásico del término transferencia procede del psicoanálisis e incluye: «la reorientación de sentimientos y deseos hacia alguien de la infancia que se transfieren inconscientemente a una nueva persona».
Esto significa que la transferencia tiene lugar en el momento en que proyectas en el terapeuta sentimientos sobre otra persona, especialmente sobre alguien de tu infancia.
En esta teoría, hay tres tipos de transferencia:
- Positivo
- Negativo
- Erótico o sexual
El ejemplo más conocido es la transferencia sexual y el enamoramiento del terapeuta. Pero también puedes transferir sentimientos como la ira, la malicia, la desconfianza o la dependencia.
Aunque el término «transferencia» se utiliza en el contexto de la relación entre el asesor y el cliente, también se aplica a otras situaciones. Al fin y al cabo, tú también proyectas sentimientos de tu infancia en otras personas fuera del asesoramiento psicosocial. Un jefe del trabajo te recuerda a tu abuela gruñona. El hombre que está a tu lado en el tren te recuerda a tu amiga del colegio Stef, así que haces una broma que le gustaría a Stef, para asombro del desconocido del tren.
3 Sentimientos de enamoramiento
Otra forma de utilizar el término transferencia se refiere únicamente a los sentimientos amorosos. Se trata entonces de una abreviatura de lo que los terapeutas llaman transferencia erótica o sexual, el fenómeno en el que desarrollas sentimientos románticos hacia tu terapeuta.
Trabajar con transferencia
Expresar tu amor por tu terapeuta puede ser más fácil de decir que de hacer, pero es importante hablar de ello. Tu terapeuta puede ayudarte a explorar esos sentimientos y es probable que crezcas y aprendas del proceso.
Quizá siempre te enamoras de personas que no están disponibles, y tu terapeuta es un ejemplo de ello. O tal vez nunca antes hayas experimentado esa calidez y aceptación por parte de alguien. Tu terapeuta debería ayudarte a comprender estos sentimientos, y una vez que comprendas mejor lo que te ocurre, es probable que experimentes un crecimiento personal como resultado.
Cómo reacciona tu terapeuta ante la transferencia
Puede que tu terapeuta ya sepa que sientes algo por él. Aunque no sea así, un terapeuta ético y bien formado estará abierto a hablar de tus sentimientos hacia él o ella. La terapia es un lugar seguro para hablar de los procesos interpersonales y de ello puede derivarse mucho crecimiento personal. Tu terapeuta debe tratar esta noticia con dignidad y discutirla contigo.
Es importante que sepas que las relaciones románticas entre el terapeuta y el cliente son inapropiadas, y es tarea del terapeuta hacer que se respete este límite. La terapia es en gran medida unilateral, a diferencia de la mayoría de las demás relaciones de tu vida. Al compartir tus experiencias emocionales y, a veces, secretos con tu terapeuta, te estás abriendo y mostrando vulnerable, lo que suele ser importante para sacar el máximo partido del proceso.
Desventajas de trabajar con transferencia
La transferencia puede ser a veces un obstáculo en la terapia. Puedes sentir la tentación de romper por completo la relación terapéutica, evitar los sentimientos o ponerte de mal humor y retraerte durante las sesiones, lo que dificulta el progreso.
En lugar de conectar con la otra persona, tratas a tu terapeuta como si fuera tu madre, tu rival en el colegio o un objeto de deseo idealizado, cuando en realidad no es nada de eso. Esto te impide conectar con tu terapeuta de forma significativa.
Ventajas de trabajar con transferencia
La transferencia en terapia también puede ser increíblemente útil y mostrarte el camino hacia heridas no curadas. El tipo de transferencia puede proporcionar pistas importantes sobre tus problemas y ayudar a resolver conflictos profundamente arraigados en tu psique.
Por ejemplo, si no te sientes querido o aceptado por personas importantes en tu vida, un terapeuta puede servir como una especie de sustituto de una relación que falta en tu vida. Así que estar enamorado de tu terapeuta no es en absoluto algo malo. De hecho, puede ayudarte a mostrarte lo que va mal en las relaciones de tu vida u ofrecerte un ejercicio sobre cómo funciona una relación sana y la distancia y la cercanía dentro de ella.
Tratamiento de la transferencia
Por muy mágico que pueda parecer el sentimiento, la transferencia no es en realidad más que una señal de un problema de relación. Aprendes más sobre ti mismo cuando trabajas en tus relaciones, y la transferencia te permite comprender muchas cosas sobre tus pensamientos, sentimientos, comportamientos, relaciones y fantasías. Sin embargo, los vínculos intensos también pueden resultar incómodos y es difícil hablar de ellos. ¿Cuál es la mejor forma de afrontarlo?
Reconocer que es normal
Algunas personas se avergüenzan de los sentimientos afectuosos, sexuales o de otro tipo «inapropiados» hacia su terapeuta. Pero la mayoría de los terapeutas, sobre todo los que se interesan por los temas relacionales, no temen este tipo de sentimientos e incluso asumen que se producirá algún tipo de transferencia. La mayoría de los terapeutas se sienten cómodos hablando de ello.
Habla de ello
Habla de los sentimientos y de la confusión. Esto suele bastar para controlar esos sentimientos desagradables e incluso aliviarlos. Si te resulta difícil hablar de ello, empieza suavemente, por ejemplo, así «Últimamente me siento un poco incómoda y creo que tiene que ver con nuestra relación». Tras iniciar una conversación como ésta, el terapeuta debe saber cómo tratar el tema en el futuro.
Averigua por qué te sientes así
Las reacciones de transferencia suelen indicar un problema más profundo o un asunto inacabado del pasado. Intenta encontrarlo. ¿El psicólogo te enfada porque reacciona contigo como tu padre? Averigua y discute qué papel ha desempeñado tu padre en tus problemas actuales. ¿Tienes fuertes sentimientos hacia tu terapeuta sentimental? Comprueba qué papel desempeña en tu vida y qué te falta con tu pareja actual. Si comprendes y trabajas los problemas subyacentes que desencadenan la respuesta de transferencia, ésta debería disminuir.
Reconocer las diferencias
Si realmente sientes la necesidad de acabar con el patrón de transferencia, puedes intentar separar activamente de tu memoria a la persona que tienes delante. ¿Tu terapeuta es realmente como tu madre? Probablemente no. ¿Es realmente tu amante ideal? Probablemente tampoco. Haz una lista de todas las diferencias entre la persona y la «plantilla» y coméntalo con tu terapeuta. También puedes preguntar si el terapeuta está dispuesto a dar más información sobre su vida para diferenciar aún más a los dos.
Piensa en cómo quieres interactuar con tu terapeuta
Si sólo te centras en cómo no quieres sentirte, es muy probable que empeores la sensación. En lugar de eso, piensa en cómo quieres interactuar con tu terapeuta, cómo te gustaría sentirte, cómo te gustaría que fuera vuestra relación profesional, lo cercano o distante que te gustaría que fuera. Y luego practícalo.
Cancelar la terapia o acudir a otro terapeuta
En general, la transferencia es una buena oportunidad para practicar los sentimientos, y huir cuando se produce es desperdiciar esa oportunidad. Sin embargo, hay buenas razones para buscar otro terapeuta si sufres transferencia:
- Estás en terapia por un problema que no tiene nada que ver con cuestiones de relación, y la transferencia se está interponiendo en esta terapia:
Por ejemplo, tienes un miedo enorme a las arañas, pero tú, tu pareja y todos tus amigos tenéis una buena relación. El terapeuta se parece a tu primera novia y estáis perdidamente enamorados, pero no tienes ninguna razón para dar a tus sentimientos por tu primera novia un lugar adecuado y realmente necesitas deshacerte de este miedo a las arañas. En este caso, es buena idea dejar la referencia y buscar otro terapeuta. - No puedes hablar de la transferencia
Estás tan enamorado que tienes miedo de hablar de tus sentimientos y la parálisis comunicativa persiste, aunque pruebes todos los consejos mencionados anteriormente. La terapia se estanca. Entonces puedes decidir tomarte un descanso. Puedes decidir ir a otro terapeuta, trabajar tus problemas de transferencia y luego volver a este terapeuta. O puedes interrumpir la terapia. - Tu terapeuta no responde bien a la transferencia
Cuando todo va bien, los terapeutas tienen las herramientas necesarias para enfrentarse a la transferencia de los clientes. Pero los terapeutas son humanos. No todos saben responder adecuadamente o comportarse de modo que la transferencia sea constructiva y no negativa. En última instancia, eres responsable de tu propia vida, de tus sentimientos y de tu comportamiento. También eres responsable de abandonar la terapia si una situación se vuelve emocionalmente insegura, aunque sea con un terapeuta, psicólogo o psiquiatra cualificado. Puedes terminar la terapia cuando quieras.
La dirección opuesta: la contratransferencia
La contratransferencia a veces también se produce como reacción a la transferencia, en la que el terapeuta transfiere a ti sus propios conflictos internos. Este proceso puede funcionar en terapia: Muchos psicólogos comparten abiertamente sus propios sentimientos con las personas a las que tratan y pueden utilizar conscientemente la contratransferencia para comprender las diferencias entre sus propias experiencias y las de la persona en terapia.
Sin embargo, la contratransferencia también puede ser perjudicial si el terapeuta proyecta sentimientos inapropiados, como ira, asco o sentimientos románticos, o si un terapeuta utiliza la terapia de otra persona para satisfacer sus necesidades psicológicas personales. La contratransferencia es especialmente perjudicial si el terapeuta no la reconoce como tal.
Un ejemplo problemático de contratransferencia es cuando proyectas tus problemas con tu padre sobre tu terapeuta en terapia y él proyecta sus problemas con su propio hijo sobre ti. Si el terapeuta reacciona contigo como lo haría con su propio hijo, por ejemplo volviéndose cada vez más controlador, y no reconoce su contratransferencia, esto puede tener un impacto negativo en vuestra relación terapéutica y reforzar las pautas de relación malsanas que tienes con tu padre en lugar de curarlas.
Del mismo modo, si estás enamorado de tu terapeuta y éste se aprovecha de tus sentimientos hacia él y te corresponde de algún modo, se trata de una falta ética muy clara. Si sospechas que hay contratransferencia perjudicial en tu tratamiento, puedes reconocerla en una sesión si es seguro hacerlo. Si no te sientes seguro al hacerlo, debes buscar otro terapeuta. Puedes terminar la terapia cuando quieras.